Los primeros años de existencia de una persona son los más influyentes sobre el resto de su vida. Nosotras no queremos desaprovecharlos; queremos usarlos para mejorar su vida.
El cerebro es una jungla llena de sinapsis. Las sinapsis que se repiten mucho crean caminos neuronales, es decir, el cerebro crece en función de las experiencias que viva. Nosotras queremos aportar al niño o niña experiencias de calidad, que sean importantes en la cultura en la que ha nacido.
Hay que estimular desde la cercanía física y emocional.
La presencia de las figuras de apego es indispensable de 0 a 3 años. Un entorno estable proporciona seguridad al niño o niña y le anima a explorar.
A partir de los 3 años podemos plantearnos que los niños y niñas acudan a clase sin sus padres.